Desde hace años se analiza la relación entre consumo de mate y cáncer. Una revisión sobre las investigaciones realizadas en la materia.
Desde mediados de los años 80 se publicaron resultados de diversas investigaciones sobre el consumo de mate como factor de riesgo para tumores. En general, el cáncer más frecuentemente mencionado como asociado con el consumo de mate con bombilla fue el de esófago. Otros sitios para los cuales se describió un cierto aumento del riesgo de desarrollar tumores fueron la laringe, la orofaringe y la cavidad oral.
En 1991, la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (International Agency for Research on Cancer, IARC, OMS) evaluó las evidencias sobre el riesgo de carcinogenicidad del mate y concluyó que: a) hay evidencia limitada para la carcinogenicidad en humanos por el hábito de beber mate caliente, b) no hay datos disponibles para el consumo de mate frío y c) no hay datos de carcinogenicidad en animales de experimentación. Así, la IARC clasificó al hábito de beber mate caliente como probablemente carcinogénico en humanos y al mate en sí mismo como no clasificable según su carcinogenicidad en humanos.
Como los estudios mostraron cierta diversidad en los resultados un grupo de investigadores de Uruguay, Italia y Argentina decidió hacer una revisión critica de los estudios publicados hasta el 2009 sobre el mate y la ocurrencia de tumores. El resultado del trabajo fue publicado en la Revista Panemericana de Salud Pública con el título “Cancer and yerba mate consumption: a review of possible associations” (Loria D., Barrios E., y Zanetti R.).
Los estudios incluidos se basan principalmente en encuestas de sobre la cantidad de mate con bombilla consumido por día, su temperatura aproximada, la duración del hábito a lo largo de la vida del individuo. Claro que en la información respecto al pasado, el encuestado pudo tener dificultades en memorizar con precisión la cantidad tomada en épocas pasadas así como el volumen diario tomado y su temperatura. La presencia de datos con cierta imprecisión puede traducirse, en parte, en imprecisiones en los resultados.
Un trabajo del año 2000 incluido en esta evaluación, donde se analizan estudios latinoamericanos, mostró al consumo de alcohol y tabaco como la característica más influyente en la ocurrencia de cáncer de esófago, encontrando también un aumento del riesgo con el volumen diario de mate tomado, en particular si era tomado a altas temperaturas, y con el consumo de té y café con leche muy calientes. Por otra parte, el riesgo no aumentaba para los bebedores de café muy caliente, sugiriendo que el volumen ingerido podría explicar la diferencia.
Para los tumores de cavidad oral, además del consumo de alcohol y tabaco, la temperatura del mate consumido y las dietas con deficiencias nutricionales, una pobre higiene bucal fue mencionada como posible factor de riesgo.
El principal mecanismo mencionado en las publicaciones, por el cual el consumo de mate en bombilla podría ser factor de riesgo para ciertos tumores fue la temperatura de consumo, que podría actuar facilitando o potenciando la acción de carcinógenos, particularmente los ligados al tabaco y alcohol. Es decir, la mucosa dañada por la temperatura podría ser más susceptible a la acción de carcinógenos incorporados por la misma vía a través del tabaco y el alcohol. Además, el calor, podría actuar acelerando ciertas reacciones metabólicas, incluso las de toxicidad.
Es sabido que el consumo de frutas y/o verduras frescas puede actuar como protector, disminuyendo el riesgo de aparición de los tumores malignos. En los estudios incluidos en esta revisión es poca la información sobre dieta. Seguramente los futuros estudios deberán incluir datos detallados no solo sobre consumo de alcohol y tabaco, sino también de otras bebidas calientes y el consumo de frutas/vegetales frescos para disminuir posibles confusiones en los resultados.
Resumiendo, de la literatura surgen evidencias que sugieren que el consumo de mate puede jugar un papel en el desarrollo de tumores de cavidad oral, faringe, laringe y esófago. Pero sin embargo, cual sería el mecanismo exacto de acción aún no ha sido definido de modo claro. El daño sobre las mucosas junto con la facilitación de mecanismos de carcinogenesis, ocasionados ambos por las altas temperaturas, parece ser más fuerte que el de la sola acción del carcinógeno.