Expectativas eyaculatorias

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Se habla de eyaculación precoz −nosotros preferimos hablar de control eyaculatorio− cuando se produce una respuesta eyaculatoria ante una estimulación sexual mínima, antes, durante o poco tiempo después de la penetración. En cualquier caso, ocurre antes de que la persona lo desee.

En este punto hay que tener en cuenta que algunos hombres tienen expectativas poco realistas sobre la respuesta eyaculatoria masculina. Esto puede deberse en parte a una información sexual inadecuada. Los modelos de referencia que ofrece la pornografía son exagerados, como también lo es el amor romántico descrito en muchas novelas.

 

En la respuesta eyaculatoria se debe tener en cuenta factores que influyen en la duración de la fase de excitación, como es la edad. No es lo mismo la respuesta de un joven, que tiene una respuesta mucho más rápida, que la de un hombre mayor. Otro factor importante es la novedad de la pareja. Ante una pareja nueva suele mezclarse el nerviosismo propio de la situación, con la mayor excitación causada por lo novedoso del estimulo. Tal es así que si vamos sumando factores −y si además hace tiempo que no se han tenido relaciones sexuales−, el umbral de excitación puede estar tan sensible que desencadene una respuesta inversamente proporcional a las ganas que tiene el hombre de ‘quedar bien’ y de disfrutar el momento.

Por eso es muy importante considerar que una respuesta rápida −incluso ultrarrápida en esas circunstancias−, no es más que una respuesta acorde a las circunstancias y no un problema sexual.
No obstante, muchos hombres se sienten inseguros ante su respuesta fisiológica, sobre todo por la falsa creencia de que cuando el hombre eyacula, se termina el acto amoroso. ¿Pero, quién dice que cuando el hombre eyacula se termina el encuentro amoroso? El asociar el sexo exclusivamente con la reproducción produce este malentendido. Si el hombre ya ha eyaculado y se consigue el ‘fin último’, que es la reproducción, el continuar el encuentro no tiene sentido. Esta falsa creencia ha hecho mucho daño a la relación de pareja, centrando el encuentro amoroso exclusivamente en el coito y su final en la eyaculación masculina.

Fuente: 9.6.06 – El Mundo – España
M. Pérez, J. J. Borrás y X. Zubieta – Base de datos: Dr. Argañaraz – sexologiamed@ciudad.com.ar

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