Los perros ‘huelen’ el cáncer de intestino

Screening del cáncer colorrectal mediante el olfato canino

A través de los olores desprendidos del aliento y de muestras de heces, los perros son capaces de detectar, con un alto grado de precisión, el cáncer de intestino. Los resultados, publicados esta semana en la edición on line de la revista Gut, muestran como los animales perciben incluso las fases más tempranas de la enfermedad por el olfato.

“Existen olores específicos y discernibles que emanan de las células cancerosas que circulan por el organismo”, explican los autores de este nuevo estudio, liderado por investigadores de la Universidad de Kyushu (Japón). “Investigaciones anteriores señalan que los perros son capaces de oler y detectar cánceres de vejiga, de piel, de pulmón, de mama y de ovarios”, añaden.

Los científicos sugieren que los compuestos químicos de ciertas variedades específicas de cáncer circulan por todo el organismo, lo que abre una posible vía al desarrollo y diseño de pruebas para diagnosticar la enfermedad antes de que tenga la oportunidad de propagarse a otras regiones del cuerpo.

La acupuntura puede ser un tratamiento eficaz para la pérdida del olfato post-infección viral

Podría ser una opción para pacientes con disosmia

La acupuntura china tradicional (TCA), donde agujas muy finas se utilizan para estimular los puntos específicos del cuerpo para obtener respuestas terapéuticas beneficiosas, puede ser una opción terapéutica eficaz para pacientes que sufren de disfunción olfatoria persistente post-viral (EPVO) , según una nueva investigación en el ejemplar de abril 2010 de Otolaryngology – Head and Neck Surgery.

La disfunción olfatoria puede surgir de una variedad de causas y pueden influir profundamente en la calidad de vida de un paciente. El sentido del olfato determina el sabor de los alimentos y bebidas y también sirve como un sistema de alerta temprana para la detección de los riesgos ambientales, tales como alimentos en mal estado, con fugas de gas natural, humo o contaminantes del aire. La pérdida o la distorsión de la sensación olfato pueden influir negativamente en la preferencia de alimentos, la ingesta de alimentos, y el apetito.