Artritis Reumatoidea: una radiografía de la enfermedad

Aunque disminuye la expectativa de vida entre 12 y 17 años, hoy existen tratamientos para detener su progresión

Un informe de la Fundación CIDEA alerta sobre los síntomas de la Artritis Reumatoidea, sus características, cómo se controla, de qué manera mejorar la calidad de vida y fundamentalmente, cómo detener la progresión radiológica de la enfermedad. La Artitritis Reumatoidea puede ocasionar muerte prematura, discapacidad laboral, disminución de la capacidad funcional, además de dolor en las articulaciones, cansancio…

 La Artritis Reumatoidea (AR) es una enfermedad crónica inflamatoria, progresiva, caracterizada por inflamación del tejido sinovial, que conduce al deterioro severo de las articulaciones involucradas, daño radiológico irreversible e incapacidad funcional. Además, puede comprometer otros órganos fuera de las articulaciones como el pulmón, corazón, arterias, riñón, piel, entre otros.

 La Artritis Reumatoidea es la causa más común de discapacidad potencialmente tratable. En la Fundación CIDEA se brindan consultas gratuitas a pacientes con posible diagnóstico de artritis para orientarlos en cuanto los pasos a seguir y ofrecerles la posibilidad de tratamientos específicos.

 La jefa de la sección de Reumatología de la Fundación CIDEA, María Alicia Lázaro, remarca que “no conocer qué enfermedad se padece, conduce a no buscar el diagnóstico correcto o no creer que existe tratamiento para esas dolencias”.

¿Qué es la artritis reumatoide?

La artritis reumatoide es una enfermedad que afecta las articulaciones o coyunturas. Esta causa dolor, hinchazón y rigidez. Cuando una rodilla o mano presenta artritis reumatoide, usualmente la otra rodilla o mano también está afectada. Esta enfermedad ocurre a menudo en más de una articulación y puede afectar cualquiera de las articulaciones. Las personas con esta enfermedad pueden sentir malestares y cansancio, y a veces pueden tener fiebre.

Algunas personas tienen la enfermedad sólo por unos cuantos meses, o por uno o dos años. Después de esto, la enfermedad desaparece sin causar daños. Otras personas tienen épocas en que los síntomas empeoran (brotes), y épocas en que se mejoran (remisiones). En los casos más severos, la enfermedad puede durar muchos años o toda la vida. Esta forma de la enfermedad puede causar daños graves a las articulaciones.