El parto vaginal se asocia en gran medida con los daños musculares ligados al desprendimiento de útero y vejiga, según muestra un estudio de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) que se publica en la revista Obstetrics & Gynecology. Alrededor del 52 por ciento de las mujeres del estudio con prolapso informó además que durante el parto fue necesario el uso del fórceps, cerca de dos veces la cantidad de mujeres del estudio que no tenían el trastorno y en cuyos alumbramientos también se utilizó este instrumento. Según los investigadores, un aumento entre las mujeres que escogen tener a su hijo a través de una cesárea programada en los últimos años se debe en gran parte a la preocupación de que el parto vaginal pueda conducir al desprendimiento de la vejiga y el útero en años posteriores, algo que se ha convertido en objeto de debate en los círculos médicos.
La investigación establece una de las conexiones más fuertes descubiertas entre los daños musculares que se producen durante los partos vaginales y el denominado prolapso del órgano pélvico, un trastorno que produce que el útero, la vejiga o los intestinos desciendan en mujeres de avanzada edad. Los resultados del estudio muestran además que las tasas de la afección eran especialmente elevadas cuando el parto requería el uso del fórceps. El trastorno es un problema común que requiere cirugía en más de 200.000 mujeres cada año. Según los investigadores, los resultados de su estudio no deben servir para promover un mayor número de cesáreas sino para ayudar a determinar cómo prevenir estas lesiones asociadas al parto vaginal.
El estudio descubrió defectos graves en el elevador del ano, músculo que sustenta la vejiga y el útero, entre el 55 por ciento de las mujeres con desprendimiento y sólo en un 16 por ciento de las mujeres que no tenían tal descendimiento de estos órganos.
El siguiente paso para los investigadores es analizar las formas de prevenir y tratar estas lesiones del músculo elevador del ano para reducir la tasa de desprendimiento de los órganos pélvicos en épocas avanzadas de la vida. Los investigadores estudiaron a 151 mujeres con desprendimiento y las compararon con 135 mujeres que no padecían el trastorno. En el análisis se utilizaron imágenes de resonancia magnética para determinar el daño de los músculos elevadores del ano y se tomaron medida de la fuerza de cierre vaginal durante el reposo y en situaciones de contracción de los músculos pélvicos.
Los resultados muestran que las mujeres con desprendimiento tienen una tasa mucho mayor de daños en el elevador del ano que las mujeres sin desprendimiento, un 55 frente a un 16 por ciento. Cuando se pidió a las mujeres que contrajeran los músculos, éstos fueron un 40 por ciento más débiles en las mujeres con desprendimiento. Además, alrededor del 52 por ciento de las mujeres del estudio con desprendimiento recordaron que durante el parto de sus hijos fue necesario el uso del fórceps, cerca de dos veces la cantidad de mujeres del estudio que no tenían el trastorno en cuyos alumbramientos tuvo que ser utilizado este método para extraer al niño. El 31 por ciento de las mujeres con desprendimiento informaron de antecedentes familiares del trastorno en comparación con el 13 por ciento de las mujeres sin desprendimiento.
Fuente:www.azprensa.com