Asma bronquial

Introducción

El asma se define como una respuesta exagerada del árbol bronquial ante un estímulo, lo que produce una obstrucción de la vía aérea. Esta obstrucción se denomina hiperreactividad bronquial, y los estímulos que lo producen pueden ser muy diversos como son agentes alérgicos, las emociones o el ejercicio.

Tipos y causas de asma

Se han realizado múltiples clasificaciones sobre el asma, según sus causas, según el grado de clínica y afectación bronquial, según la respuesta a tratamientos, etc.

Según sus causas se distinguen los siguientes tipos de asma:

El asma extrínseco se debe principalmente a un origen alérgico o atopia, por lo que los pacientes presentan test positivos en las pruebas alérgicas de laboratorio. Es el asma más frecuente y se asocia normalmente a otras patologías como la rinoconjuntivitis alérgica y dermatitis atópica. Presenta un componente genético importante, heredando el paciente la predisposición a padecer estas enfermedades. Suele estar producido por sustancias inhaladas habitualmente inocuas que actúan sobre la mucosa respiratoria produciendo una respuesta inmune. Estas sustancias denominadas alergenos suelen ser el polvo doméstico (ácaros); los pólenes de gramíneas, malezas y flores; hongos y el pelo ciertos animales.

El asma intrínseco es un término que representa a un grupo de pacientes donde no encontramos una causa justificante de la clínica de asma, y las pruebas de laboratorio para la alergia son negativas. La clínica suele aparecer en la edad adulta, y presenta con frecuencia una sintomatología característica denominada triada ASA o de Vidal, ésta consiste en la presencia aparte del asma intrínseco de poliposis nasosinusal e intolerancia a aspirina y antiinflamatorios no esteroideos ( AINES).

El asma ocupacional consiste en la aparición de la clínica asmática al estar en contacto con humos industriales, polvos y emanaciones que están presentes en el lugar de trabajo. Hasta un 15% de los casos de asma en EE.UU. pueden tener factores relacionados con el trabajo. Por ejemplo en las imprentas hasta un 50% de los pacientes presenta síntomas asmáticos tras la exposición a agentes como la goma arábiga o acacia.

Clínica del asma

El origen de la clínica del asma bronquial se debe a la inflamación producida en los bronquios, y por lo tanto una dificultad al paso de aire en la vía aérea.

La clínica característica es la dificultad respiratoria o fatiga denominada disnea, tos, silbidos en el pecho y flemas o secreciones bronquiales. También podemos apreciar por los problemas respiratorios que presenta el paciente un tiraje intercostal con aumento de la frecuencia respiratoria.

En el asma la forma de presentación típica es de carácter episódico, es decir, suele cursar en crisis que ceden o bien espontáneamente o mediante tratamiento farmacológico. En los periodos intercrisis el paciente está asintomático. Los síntomas pueden aparecer lentamente durando varios días o de forma aguda explosiva (en unas horas). Este tipo de asma se denomina asma episódico o intermitente.

El asma crónico o persistente presenta unos síntomas más o menos permanentes con exacerbaciones periódicas.

Clasificaremos el asma según la severidad del proceso en cada paciente en leve, moderado y severo.

El Asma leve no interfiere en la actividad cotidiana del paciente y tiene una buena respuesta al tratamiento farmacológico.

Asma moderado es aquel que ocasionalmente interfiere en la actividad cotidiana del paciente y ocasionalmente requiere un tratamiento más agresivo para su control.

Asma severo es el que interfiere en la actividad cotidiana del paciente e implica un control terapéutico exhaustivo del paciente. En ocasiones puede poner en peligro la vida del paciente en el llamado status asmático.

Diagnóstico

El diagnóstico de asma bronquial se realiza principalmente ante una sospecha clínica, aunque posteriormente se debe confirmar mediante las siguientes pruebas de pruebas de laboratorio .

El PRICK-Test consiste en la realización de una punción del alérgeno ante el que se sospecha la sensibilización mediante una lanceta en la superficie de la piel. La positividad de la prueba se determina midiendo la induración de la zona periférica a la punción. Es la prueba cutánea más utilizada y determina el agente causal del asma.

La prueba RAST se basa en la determinación en al sangre del paciente de Ig E específica frente a los alergenos que se sospechan. Necesita un laboratorio especializado, por lo que es más costosa que el Prick-Test.

Las pruebas funcionales determinan el grado de severidad y la evolución clínica del asma. Estas pruebas es fundamental realizarlas ya que el estudio funcional es para el asmático lo que la determinación de la glucemia es para el diabético.

El estudio funcional se realiza mediante un aparato denominado espirómetro y determina la existencia de un proceso obstructivo bronquial. El criterio de positividad para el diagnóstico del asma consiste en la mejoría del proceso obstructivo (15%) tras el uso de broncodilatadores.

La medición de flujo espiratorio máximo (FEM) o PeacK-Flow en inglés, determina la cantidad de aire que pasa a través de los pulmones. Se realiza una inspiración completa llenando los pulmones todo lo posible, e inmediatamente se procede a una espiración forzada. En el asma no controlado o durante una crisis, las vías aéreas están estrechadas, por lo que la entrada y salida de aire está disminuida. La gran utilidad que presenta el registro del FEM consiste principalmente en el autocontrol del asma por parte del paciente, el ajuste del tratamiento farmacológico, y determinar el inicio de una crisis y la gravedad de ésta.

Tratamiento

El asma requiere un cuidado médico continuo, para conseguirlo el Programa Nacional de Educación del Asma ha emitido un informe que presenta unas guías para el diagnóstico y manejo del asma.

De acuerdo con dichas guías se presentan las siguientes metas para un buen tratamiento del asma.

– Lograr y mantener en niveles (casi) óptimos los índices de función pulmonar.

– Conseguir niveles de actividad normal para el paciente, incluyendo el ejercicio.

– Controlar síntomas crónicos y problemáticos (dificultad respiratoria nocturna, tos crónica).

– Prevenir las crisis recurrentes de asma.

El tratamiento está dividido principalmente en tres facetas; por un lado prevenir los factores desencadenantes como son el polen, polvo o agentes tóxicos del asma ocupacional. Por otro lado está la farmacoterapia, que se divide en dos tipos de medicación; los medicamentos preventivos (antiinflamatorios) que evitan la aparición de síntomas; y los medicamentos para el tratamiento de las agudizaciones (broncodilatadores)

Los antiinflamatorios

Detienen y ayudan a prevenir el desarrollo de la inflamación de las vías respiratorias.

Los corticoides inhalados son los más utilizados, ya que son seguros y efectivos para el tratamiento del asma. Se utilizan como medicación de primera línea en el asma moderado y severo. Deben tomarse regularmente, ya que la falta de cumplimiento en el tratamiento es una causa importante en la aparición de agudizaciones de la enfermedad.

Como efectos secundarios pueden presentar infecciones por hongos (candidiasis ) a nivel de la boca o garganta y tos persistente.

Los corticoides orales se emplean en periodos cortos de tiempo cuando el asma del paciente está fuera de control, ya que presentan gran cantidad de efectos secundarios si se utilizan prolongadamente (hipertensión arterial, osteoporosis, aumento de peso…)

Los broncodilatadores

La principal función de estos fármacos es relajar los músculos bronquiales abriendo la vía respiratoria para permitir el paso de aire. Los tipos principales de broncodilatadores son los agonistas beta-adrenérgicos y las metilxantinas( teofilinas).

Datos epidemiológicos

Según estudios de la OMS (Organización Mundial de la Salud) el asma en la séptima enfermedad más prevalente en el mundo.

La prevalencia del asma varía dependiendo de la región geográfica, el clima, el estilo de vida, y la edad de los sujetos. En España entre el 5 y el 15% de la población padece asma, aunque en los últimos años parece haber un incremento de la prevalencia entre la población de adolescentes y niños. También se ha visto un aumento de la prevalencia en las zonas urbanas de los países desarrollados. En cuanto a la edad, el asma es más frecuente en la década entre los 20 y 30 años.

El asma en los niños es una patología muy frecuente y es la enfermedad crónica grave más común en la infancia. Según estudios realizados en EE.UU., el asma causa casi 3 millones de visitas al médico y produce unas 200.000 hospitalizaciones al año.

En la infancia un 11% de los niños menores de cuatro años padece asma. Con frecuencia la enfermedad evoluciona de forma espontánea y más de la mitad de los niños dejan de presentar los síntomas en la pubertad. Sólo un 4% persiste con asma a los 18 años.

Existen factores de riesgo que facilitan la persistencia de la enfermedad en la adolescencia y en el periodo adulto, como son tener antecedentes familiares de asma, ser alérgico, y presentar la enfermedad asmática antes de los 2 años.

Fuente: Azprensa

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