Lucha sin tregua contra los virus

Los virus son los culpables de las mayores pandemias y siguen poniendo en jaque a los científicos

Ni la bomba más devastadora ni el ejército más sanguinario han conseguido causar tantas bajas en la sociedad como este microorganismo: el virus. Ellos han sido los culpables de las mayores pandemias de la historia y hoy día siguen poniendo en jaque a científicos de todo el mundo.

“Ha llegado el momento de cerrar el libro de las enfermedades infecciosas”, declaraba William H. Stweart, director nacional de Salud de EE UU, en 1969, satisfecho tras los progresos hechos ante la viruela y el sarampión. Nada más lejos de realidad. Las enfermedades por virus han ocasionado, desde entonces, grandes debacles en la historia de la humanidad.

Hasta el momento, el sida, la gripe, la poliomielitis o la fiebre aftosa no han sido erradicadas. “Tenemos grandes desafíos por delante pero la ciencia ha logrado grandes victorias”, afirmaba esperanzado Federico Mayor Zaragoza, presidente del Consejo Científico de la Fundación Ramón Areces, durante la inauguración del ciclo Las grandes epidemias producidas por virus, organizado esta semana por la institución.

Brotes de gripe en México y en los Estados Unidos

Ejercito mexicano repartiendo barbijos en la vía publica. Foto: Randal Sheppard

El Gobierno de México ha notificado tres sucesos separados relacionados con la enfermedad de tipo influenza. En el Distrito Federal de México, las tareas de vigilancia comenzaron a advertir un incremento de casos a partir del 18 de marzo. El número se ha mantenido en aumento en abril y hasta el 23 de abril ya se notificaron en la capital más de 854 casos de neumonía, de los que 59 han resultado fatales. En San Luis Potosí, en el centro del país, se han reportado hasta 24 casos y tres muertes. Y en Mexicali, frontera con Estados Unidos, se han notificado cuatro casos y ninguna muerte.

Después de un desastre natural, el riesgo de que los cadáveres causen epidemias o infecciones es insignificante

(– Washington, D.C.) El temor de que los cadáveres originen la propagación de infecciones después de un desastre natural es infundado en gran medida, y a menudo es motivo de que se dé un trato impropio a los cuerpos, lo cual agrava innecesariamente el sufrimiento de familiares y amigos que sobreviven, según señala un artículo científico que constituye el primer escrutinio extenso de lo publicado a este respecto. El artículo exploratorio aparece en el número de mayo de 2004 de la “Revista Panamericana de Salud Pública/Pan American Journal of Public Health”, revista mensual con revisión de expertos publicada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).